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‘Concurso de aprendices de tortura taurina en Villanueva de Córdoba’, por Rafael A. Luna

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Plaza de Toros de Villanueva de Córdoba

Con el nombre del XIX encuentro de las Escuelas taurinas de Andalucía se va a perpetrar un nuevo acto de crueldad animal del 28 al 30 de septiembre en la localidad de Villanueva de Córdoba. La señora alcaldesa de la ciudad junto al director general de Interior, Emergencias y Protección Civil  estarán presentes para apoyar el maltrato animal legalizado.

El director es el responsable de los espectáculos taurinos, protección civil y emergencias pero también de la protección de animales en Andalucía. Esto no parece ser ni congruente ni tan siquiera lógico y mucho menos ético en pleno siglo XXI. Hace tiempo que hubieran podido pasar los espectáculos taurinos a Cultura o a Educación pero no lo hacen porque no hay justificación alguna para considerarlo responsabilidad de estas Consejerías. Sin embargo, reciben prebendas en forma de promociones de otras. En el Consejo de Asuntos Taurinos de Andalucía cuya presidencia es responsabilidad de la consejera de Justicia e Interior las presiones de los representantes taurinos, y hay más de 30, no han conseguido nada más que Canal Sur Radio y Televisión les rinda pleitesía por intereses espurios y estos concursitos de las escuelas taurinas que reciben subvenciones de la Junta. El Estatuto de Andalucía no dice nada sobre proteger o subvencionar la tauromaquia al contrario que con el flamenco.

La alcaldesa lo pone todo gratis en su pueblo usando los recursos y bienes de su ciudad del que sorprendentemente no sacará ni un céntimo pero, también se ponen a disposición de la tauromaquia los de la Diputación de Córdoba, el dinero de todos los cordobeses, para darse un festín de maltrato animal con 25 inexpertos aprendices que harán sufrir lo indecible durante 3 días a 25 animales para ver los progresos de los que han sido enseñados en las técnicas de tortura más exquisitas en lo que denominan “Escuelas Taurinas” .La recomendación de la Comisión de los Derechos de los niños de la UNESCO ha advertido a España de la educación de los menores en la violencia de la Tauromaquia. Recuerden que son clases prácticas y que no pueden obtener dinero por ellas, solo los ganadores recibirán el primero un traje de luces y el segundo un capote de paseo donados por unas sastrerías. Todo pagado por los cordobeses: la publicidad y cartelería, los novillos, la plaza, veterinarios, médicos, enfermeros, cirujanos, ambulancia, mulillas de arrastre, etc.; y para que quede constancia de todo este abuso a una actividad privada minoritaria, retransmitido por Canal Sur Televisión que también lo hará gratis, la cadena de todos y todas soporte de lo más rancio y anacrónico de nuestra cultura.

Pero no queda ahí la cosa y aprovecharán la matanza para darle un homenaje a un torero que lleva cumpliendo lo de los 25 años de alternativa unos cuantos años. En su biografía dice que tomó la alternativa en 1994 y que se retiró definitivamente en 2004. Por tanto no son 25 sino 24 y si se ha retirado son 10 años máximo aunque no se sabe cómo se paga la seguridad social y la jubilación. Demasiados actos a costa del erario público para un personaje que ni siquiera tiene una calle en nuestra ciudad. Quien arropa a quien ha sido nombrado Director de una “Escuela” donde se enseña a menores de edad a torturar a pobres bóvidos domésticos son los mismos que obtienen favores de otros sitios que ni merecen y rozan la ilegalidad cuando no el delito. Y es que en cuanto hablamos de Tauromaquia todo son subvenciones, prebendas, gañote y cara dura. No hay arte ni cultura sino tortura animal y basura institucional.

Rafael A.Luna Murillo
Veterinario, máster en etología y simpatizante de EQUO

 

Cultura

Hablando de presentaciones de libros, de Cultura y de Los Pedroches

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Hablando de presentaciones de libros, de Cultura y de Los Pedroches

Quizás, para la librería 17 Pueblos, todo empezara con aquel encuentro de escritores de Los Pedroches que tuvo lugar en abril de 2015 en Pedroche. Allí, una de las críticas más escuchada era el poco interés a nivel institucional y cultural en Los Pedroches para uno de los pilares fundamentales de la Cultura, los escritores y escritoras de esta tierra. Y tenían razón quienes lo decían, salvo contados casos.

Nueve años después, 17 Pueblos seguimos aportando nuestro granito de arena para evitar este desinterés.

Félix Ángel Moreno Ruiz, escritor de Pozoblanco, ha publicado una nueva novela, “Un crimen de barrio“. Estos días, la ha presentado en tres municipios de Los Pedroches, en Alcaracejos, en Torrecampo y en El Viso, y 17 Pueblos le ha acompañado. Hay que agradecer la disponibilidad de estos ayuntamientos para acoger este tipo de actividad.

Eso sí, de alguna forma habría que dar a entender que una presentación de un libro no es un “charlatán que te quiere vender algo“. Una presentación de un libro es una actividad cultural, donde gente “de la cultura” habla sobre un tema, intercambia impresiones con el público, donde el que va siempre aprende y comparte. No es obligatorio comprar un libro.

Quizás haya que cambiar el concepto, amoldar el continente, para darle más importancia al contenido. Es difícil entender cómo las personas que forman parte de un club de lectura no acuden a estos eventos, es difícil entender que una parte de la gran cantidad de lectores que existen no se interesen por estos momentos de charla literaria. Algo falla y algo debemos hacer todos por remediarlo.

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‘Caminata a la lucha y la reivindicación’, por Francisco Carrillo

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'Caminata a la lucha y la reivindicación', por Francisco Carrillo

Caminante, no hay camino, se hace camino al andar (Antonio Machado)

Aunque ya lleva un corto camino recorrido, el jueves noche, en claro acuerdo con la luna llena, la plataforma “Unidos por el Agua” escenificó su primer acto tras su legal constitución. Al atardecer de El Viso, aunando el sol poniente y la luna naciente, se congregaron un par cumplido de cientos de personas de toda edad, condición y procedencia en extramuros para una caminata. La aspiración era clara y sencilla: dar visibilidad a la plataforma, hacer ejercicio sano, comer un bocadillo en comunión reivindicativa y disfrutar de nuestro cielo con una luna espectacular.

Y el destino de ella, como todas las cosas importantes de la vida, sin nombrarlo, era la razón de nuestra procesión de zapatilla y mochila. Su nombre reverbera, una y otra vez, en las conversaciones de Los Pedroches y, supongo, el Guadiato: La Colada. El pantano olvidado, rescatado de ese pozo para intentar convertirlo en lugar emblemático de disfrute de la naturaleza y al que la realidad, que todos conocíamos y nadie quería reconocer, lo empujó a la sima del oprobio público: su agua está contaminada, incompatible en parte con la vida.

Pero aún así, anoche a su vera, en una orilla oscura como nuestro futuro, aún así, esa agua está salvando al norte de la provincia. Y de alguna forma a sus representantes, pues si la suerte de la Colada hubiera sido la misma que Sierra Boyera, se podría asegurar que los centenares de anoche serían miles muy cumplidos. Quizá coléricos. Quizá envalentonados con el arrojo del que nada más tiene para perder.

Ayer salía la noticia de que Andalucía aún tiene 4500 millones de euros de fondos europeos sin ejecutar. Si esto es así, se me ocurre de primeras un par de actuaciones imprescindibles, urgentes y justas en los Pedroches y Guadiato. Tenemos una ruina encima y, aunque el dinero no la pueda reparar en su totalidad, si puede ayudar a que sea, al menos, soportable.

Hago desde aquí un ruego a todos nuestros representantes políticos para reunirse ya, armarse de buena voluntad y hacer, de una buena vez, algo por una tierra secularmente olvidada y castigada.

Por favor.

Francisco Carrillo Regalón

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‘La moral de las naranjas’, por Juan Ferrero

“Tomar una naranja del árbol no es moralmente ni bueno ni malo, depende”

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Naranjo, naranja

El pueblo es pequeño, pero tiene una plaza cuadrangular, amplia, rodeada en su interior por alegres naranjos, así como en todas las calles que a ella afluyen. Anualmente, el Ayuntamiento recolecta la dulce fruta y las invierte en algún objetivo municipal. Esta temporada, tras un referendo entre sus vecinos, se ha acordado por unanimidad, y así se ha recogido en un decreto de la Alcaldía, que el dinero conseguido con la venta de las naranjas irá a amortizar todo o parte de la colocación en el centro de la plaza de una fuente que la embellezca aún más.

El decreto se toma como ley y quien la incumpla será multado.

El hombre que atiende el quiosco de la plaza es persona honrada, de principios cívicos, y ve acertado el proyecto al que los vecinos se han comprometido.

Mas pasando el tiempo, observa que algunos vecinos, incumpliendo el compromiso contraído, van cogiendo naranjas para su beneficio particular.

La cogida de naranjas, poco a poco se va haciendo generalizada.

El hombre del quiosco comprueba, primero sorprendido y después indignado, cómo las naranjas van desapareciendo sin que ninguna autoridad haga algo para evitarlo. Es cierto que la policía municipal ha tomado algunos nombres para justificarse y enviado las correspondientes denuncias; pero luego el Alcalde no las tramita ni les da curso, porque cada vecino multado supondría la pérdida de votos de una familia en las próximas elecciones locales.

El quiosquero, sentado en el interior de su habitáculo, mira a la plaza y reflexiona:

Tomar una naranja del árbol no es moralmente ni bueno ni malo, depende de las circunstancias y las circunstancias son que de forma democrática y por unanimidad los vecinos se comprometieron a no coger naranjas para provecho propio y particular. El Alcalde este acuerdo lo hizo ley y la ley es necesario cumplirla y quien así no lo haga deberá recibir una sanción por el perjuicio producido a la colectividad.

Pero si los vecinos se sirven naranjas cada cual a su aire y el Alcalde no vigila ni sanciona, ¿cómo proceder?

Él es un hombre cumplidor de los acuerdos, que respeta la ley; una persona honrada, y aunque todos obren de modo contrario, tiene que mantenerse fiel a sus principios.

Sin embargo, por otra parte, ¿a quién perjudicaría si él también tomara algunas de las pocas naranjas que aún quedan…?

Pero no.

El quiosquero se entristece al constatar una vez más que en nuestra sociedad las personas decentes siempre salen perdiendo y los que no respetan nada y actúan saltándose las leyes y actuando de modo egoísta en beneficio propio con perjuicio para los demás, son lo que, a la larga, suelen quedar beneficiados.

Y ocurrió que el hombre del quiosco, honrado y cumplidor de las leyes democráticas se quedó sin naranjas y el pueblo se quedó sin fuente en la plaza.

Juan Ferrero

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