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Los Pedroches luchando unidos, aquellos tiempos (parte 1)

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Los Pedroches luchando unidos

En abril de 1988, alcaldes de 20 municipios se encerraban en el ayuntamiento de Pozoblanco como medida de presión para pedir mejoras en Los Pedroches, en el norte de Córdoba, tanto en sanidad como en las vías de comunicación.

La mayoría de alcaldes pertenecían a partidos de izquierdas, y también había de derechas, y la izquierda gobernaba tanto en la Junta de Andalucía como en el Gobierno central. Sin embargo, los problemas de Los Pedroches permitió la unión de todos, ya que el problema era común. Este acto, junto a otros que se han ido desarrollando a lo largo de la historia, han hecho que desde el resto de la provincia siempre se nos mire como una comarca unida. Ahora bien, quizás esa unión quede ahí, en la historia, ya que hoy en día se ve difícil que se repitan actos como éste. Quizás, el nuevo tablero político sea el causante, pero no podemos dejar de intentarlo.

En varios artículos recordaremos este importante hecho. Tras una reunión en Añora el 18 de abril de 1988, se decidió un encierro de tres días que comenzó el 19 de abril y un paro general el 20 de abril de 12 a 13 horas. Comenzamos recordando la crónica que publicó Francisco Sicilia en el diario Córdoba el día 20 de abril sobre el inicio del encierro y los apoyos recibidos.


Los alcaldes de la Sierra pasan su primer día de encierro entre muestras de solidaridad
Francisco Sicilia (Córdoba)

Desde aproximadamente las cuatro de la tarde de ayer y como se había acordado en la reunión del pasado lunes en Añora se encuentran encerrados en el Ayuntamiento de Pozoblanco los alcaldes de veinte pueblos de los Pedroches y Sierra de Córdoba, como consta en una nota de prensa que han hecho pública los encerrados. Se encuentran en esta situación al adoptar una medida de presión tras agotar la vía del diálogo con la Administración para instar a ésta a solucionar en breve los problemas que el hospital comarcal tiene planteados y por el mal estado de las carreteras de la comarca. Ayer se recibieron muestras de apoyo.

En el Ayuntamiento de Pozoblanco están encerrados los alcaldes de Adamuz (comunista), Alcaracejos (socialista), Algallarín (comunista), Añora (Independiente), Belalcázar (comunista), Cardeña (socialista), Conquista (socialista), Dos Torres (socialista), Fuente la Lancha (socialista), El Guijo (aliancista), Hinojosa del Duque (centrista), Pedroche (socialista), Pozoblanco (socialista), Santa Eufemia (socialista), Torrecampo (aliancista), Villanueva del Duque (aliancista), Villanueva de Córdoba (socialista), Villanueva del Rey (comunista), El Viso (centrista) y Villaralto (socialista). En un comunicado conjunto relativo a la sanidad en la comarca se detalla la situación en la que se encuentran varios servicios, como toco-ginecología, con el área de partos cerrada por falta de especialistas, con consultas externas que no funcionan adecuadamente y con planificación familiar sin funcionar.

Por otra parte, añaden que las listas de espera se han disparado en servicios como otorrinolaringología, dermatología, medicina interna, rehabilitación y cirugía. Los alcaldes, que ayer iniciaron un encierro de tres días, proponen que se vuelva a utilizar a los pacientes de la comarca para que recurran a los especialistas de cupo de Córdoba para paliar el déficit de especialistas en el hospital comarcal pozoalbense.

Sobre las carreteras, Ios alcaldes añaden que se realiza una gran inversión en estos momentos por parte de la Administración mediante el Plan General de Carretaras, pero ésta no recoge nada más que la recien clasificada nacional 502 (Espiel-Almadén) y la C-420 (Villanueva de la Serena-Andújar), por lo que se exige que se dé un plazo de ejecución de la obra de la carretera N-502 en el tramo Espiel-Puerto del Calatraveño, que se dé un programa claro de actuación en el resto de las carreteras de la comarca y que se acometa con urgencia la reparación de la CO-413, hoy en muy mal estado por el tráfico pesado por las obras del ferrocarril Córdoba-Brazatortas.

El comunicado conjunto termina con una llamada de los alcaldes a los ciudadanos de la comarca para que secunden un paro general convocado para hoy de 12 a 13 horas. En relación con este asunto se han repartido y colocado en lugares visibles anuncios convocando a dicho paro en varios pueblos de la zora. Durante la tarde se invitó al director del hospital para que explicara a los alcaldes encerrados la situación del centro. A últimas horas de la tarde llegaba la noticia al Ayuntamiento de que hoy finaliza el contrato a un especialista de urología.

Muestras de solidaridad se repitieron durante toda la tarde y noche de ayer hacia los encerrados, que pasaron su tiempo de encierro discutiendo sobre los problemas o jugando al ajedrez. Se recibió la visita del jefe del servicio de Correos de Pozoblanco; de Ricardo Rojas, secretario provincial de AP; José Manuel Martín, portavoz aliancista en la Diputación, que anunciaron que venían a apoyar a los alcaldes de su grupo y estar con los demés presidentes de corporaciones locales. Se recibieron varios telegramas, uno de ellos dirigido al alcalde de Pozoblanco del grupo de diputados de IU-CA. Diego Jordano, Enrique Garcia, Manuel Renedo, Enrique Aguilar y Pepe Gutiérrez también enviaron un telegrama a los alcaldes de AP.

El secretario de la unión comarcal de UGT, Bartolomé Fernández, anunció que la sección sindical se solidarizaba con la decisión de alcaldes de permanecer tres días encerrados y recuerda que la sección sindical de UGT y delegados de empresa del sindicato del hospital ya habían denunciado hacia tiempo la situación del centro sanitario. Bartolomé Fernández asegura que tal y como anunciaron en su día se suman a las medidas de presión tras finalizar le fecha fijada del 18 de abril para recibir soluciones a la vez que instan a los trabajadores de la comarca para que secunden el paro de una hora establecido para hoy. También a última hora de la tarde los encerrados recibiron la visita de la Asociación Profesional de Facultativos del hospital comarcal. En este mismo sentido de apoyo y solidaridad se manifestó la agrupación local del PSOE de Pozoblanco, según palabras de su secretario general, Antonio Femández.

El alcalde de Fuente la Lancha, José Aranda, fue el último en incorporarse al encierro debido a motivos familiares que retrasaron su incorporación.

El presidente nacional de AP, Hernández Mancha, envía un telegrama de adhesión

Antonio Hernandez Mancha y Gabino Puche, presidente nacional y regional de AP respectivamente, mostraron ayer su “firme apoyo y solidaridad” con los 20 alcaldes que mantienen un encierro en el Ayuntamiento de Pozoblanco en protesta por el mal estado de les carreteras de la comarca y el deterioro del hospital de la localidad. Las protestas contianuarán el próximo fin de semana cuando se celebre una manifestación en Pozoblanco a la que acudirán los habitantes de la comarca afectada.

En los telegramas de solidaridad, Antonio Hernández Mancha y Gabino Puche expresan su intención de realizar la oportuna investigación con el objeto de elevar al Gobierno la protesta y la exigencia de solucionar “de una vez” la deficitaria situación de la infraestructura de la región cordobesa.


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Los Pedroches, el agua y la miseria hace 50 años (y parte 3)

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Pedroche

Como ya dijimos anteriormente (aquí y aquí), en 1973, Luis Carandell y Eduardo Barrenechea, viajaron por algunos lugares de Andalucía, Los Pedroches entre ellos. Y en varios artículos estamos publicando lo que escribieron sobre nuestra comarca, que se puede resumir con las palabras “problemas con el agua” y “pobreza”.

Todos estos textos fueron publicados en 1974 en el número 45, bajo el nombre de La Andalucía de la sierra de la colección Los suplementos de la editorial ‘Cuadernos para el Diálogo’ .

Finalizamos con estos datos que nos muestra Eduardo Barrenechea:


EL AGUA, PRINCIPAL PROBLEMA DE LOS PEDROCHES

Sobre el estado sanitario y de abastecimiento de la comarca de Los Pedroches y Sierra Norte, el grupo de Infor-Estudio de Córdoba acaba de ultimar una publicación de la que recogemos los siguientes datos, referidos, en primer lugar, al abastecimiento de aguas en los distintos pueblos de la comarca.

La higiene del medio vital tiene tal importancia dentro de la problemática sanitaria que mediante un saneamiento adecuado desaparecerían prácticamente las enfermedades transmisibles.

Alcaracejos. Con cargo al Plan de Servicios Técnicos, en 1966 se efectuó la captación de uno de los varios pozos públicos existentes, llevándose a cabo la distribución a tres fuentes, aunque no como solución definitiva, la cual se proyecta a través de la Mancomunidad de Pozoblanco, aprovechando las aguas del embalse de Sierra Boyera, actualmente en construcción.

Añora. Se efectúa mediante pozos públicos con poco caudal, además de los particulares, abundantes en esta zona. La situación definitiva se proyecta dentro de la Mancomunidad de Pozoblanco.

Belalcazar. Carece de red de distribución, por lo que el abastecimiento a la población se hace muy dificultosamente por medio de una serie de pozos públicos. La solución definitiva se proyecta a través de la Mancomunidad de Pozoblanco.

Cardeña. Se han mejorado mucho las captaciones, pero para completar el abastecimiento se han realizado obras para mejorar y aumentar aquéllas, así como la construcción de un depósito regulador y la red total y completa de distribución a domicilio.

Conquista. Tiene abastecimiento de agua, pero es escaso.

Dos Torres. Se nutre de una serie de pozos públicos situados en las afueras del casco urbano. La solución definitiva se proyecta a través de Sierra Boyera.

Fuente la Lancha. Carece de abastecimiento, surtiéndose la población de algunos pozos de poca importancia.

El Guijo. Se hace a través de pozos públicos de modo deficiente. La solución definitiva se proyecta a través de la Mancomunidad de Pozoblanco.

Hinojosa del Duque. Se hace de un único pilar público con aguas contaminadas. Hay un servicio de cubas que la distribuyen a domicilio. Su solución definitiva está en la Mancomunidad de Pozoblanco.

Pedroche. Tiene un escaso abastecimiento de agua, procedente de un manatial situado a cuatro kilómetros de la población, y que se distribuye a cuatro fuentes públicas, estando la red en muy malas condiciones. La solución definitiva se proyecta dentro de la Mancomunidad de Pozoblanco.

Pozoblanco. Se efectúa a través de fuentes públicas casi en su totalidad, procedente de los manantiales de La Garganta, El Algarrobillo y de pozos situados en el camino de la Virgen de Luna. La solución definitiva se proyecta a través de la Mancomunidad que lleva el nombre de esta población.

Santa Eufemia. Tiene, habiéndose ampliado recientemente.

Torrecampo. Carece de él, surtiéndose la población con distintos pozos existentes en la zona. La solución definitiva se hará a través de la Mancomunidad de Pozoblanco.

Villaralto. Tiene, pero no conocemos su estado.

Villanueva de Córdoba. Se surte principalmente de pozos particulares o de suministros de La Garganta, siendo su estado deficiente.

Villanueva del Duque. El actual por captación de pozos y conducción de 25 kilómetros de longitud es muy deficiente. Se proyecta la solución definitiva dentro de la Mancomunidad de Pozoblanco.

El Viso. Se abastece del pilar situado al este de la población y otros pequeños pozos muy deficientes. La solución definitiva se proyecta dentro de la Mancomunidad de Pozoblanco.

Como resumen del estudio se ofrecen los siguientes datos sobre los pueblos de la comarca [junto a los pueblos de la comarca Valle del Guadiato]:

  1. Abastecimiento de agua
    — El 54 por 100 no tiene.
    — El 11,5 se abastece de fuentes públicas.
    — El 19,2 lo tiene deficiente, insuficiente o en mal estado.
    — El 15,3 lo tiene en buen estado.
    Estos porcentajes reflejan lo acuciante del problema por su repercusión en la sanidad de la población.
  2. Alcantarillado
    — El 23,1 por 100 lo tiene completo y en buenas condiciones.
    — El 15,4 tiene el 90 por 100 de la red en buen estado.
    — El 7,7 tiene el 80 por 100 de la red en buen estado.
    — El 7,7 tiene el 70 por 100 de la red en buen estado.
    — El 19,2 tiene el 50 por 100 de la red en buen estado.
    — El 11,5 tiene sólo del 10 al 20 por 100 de la red en buen estado.
    — El 15,4 tiene una red deficiente, insuficiente o no tiene.
  3. Pavimentación
    — El 23,1 por 100 está dotado de pavimento en buen estado.
    — El 11,5 tiene el 90 por 100 en buen estado.
    — El 11,5 tiene el 80 por 100 en buen estado.
    — El 23,1 tiene pavimentado el 50 por 100.
    — El 11,5 tiene pavimentado entre el 30 y el 50 por 100.
    — El 11,5 sólo tiene pavimentado del 10 al 30 por 100.
    — El 7,8 tiene una pavimentación deficiente o insuficiente.
  4. Mercado
    — El 57,7 por 100 cuenta con mercado en buenas condiciones.
    — El 11,5 tiene el mercado deficiente o en mal estado.
    — El 30,8 no tiene.
  5. Matadero
    — El 30,8 por 100 cuenta con matadero en buen estado.
    — El 26,9 tiene, pero en mal estado o deficiente.
    — El 42 no tiene.

Tras esta cuantificación, se observa que en donde el problema es más intenso es en lo referente al abastecimiento de agua, con un 54 por 100 de los pueblos sin dicho servicio, y en segundo lugar el matadero, pues hay un 42,3 por 100 de pueblos sin esta instalación. En cuanto a mercado, aunque hay un alto porcentaje de pueblos con el mismo en buen estado, también existe un 30,8 por 100 que no tiene.

En general, se aprecia una deficiencia general en ciertos servicios, aunque nos consta que se están realizando inversiones en infraestructura que mejorarán notablemente la situación, en especial lo referente al agua, con el pantano de Sierra Boyera, que abastecerá a quince pueblos de la comarca.


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Los Pedroches, el agua y la miseria hace 50 años (parte 2)

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Calle Berlín, Villanueva del Duque

Como ya dijimos en un primer artículo, en 1973, Luis Carandell y Eduardo Barrenechea, viajaron por algunos lugares de Andalucía, Los Pedroches entre ellos. Y en varios artículos publicaremos lo que escribieron sobre nuestra comarca, que se puede resumir con las palabras “problemas con el agua” y “pobreza”.

Por cierto, tienen una cierta confusión con los pueblos que son de la comarca de Los Pedroches, añaden también pueblos del Valle del Guadiato. Hay que tenerlo en cuenta cuando dan datos genéricos.

Eduardo Barrenechea nos cuenta lo siguiente:


Aún hoy, sí, en esta gran mancha granítica de la comarca natural llamada Los Pedroches, se utiliza en riscos y montes el rudimentario sistema de cultivo denominado de las «rozas», con sus dos o tres cosechas sucesivas obtenidas sobre las cenizas derivadas del incendio del «monte». Tras esas cosechas vuelve a abondonarse el terreno a la vegetación espontánea de encinas, alcornoques, robles enciniegos y abundante matorral (jaras, madronas, coscojos, lentiscos, etc.) durante diez o doce años, al cabo de los cuales se reanuda el ciclo.

La agricultura —mediterránea— es casi marginal (debido a la aridez de los terrenos): algo de trigo, cebada, habas y garbanzos. Y como cultivos arbóreos, un poco de vid y olivo. Y, por todas partes, encinas y alcornoques, en un paisaje que parece (y es) continuación del de las dehesas y montes bajos de Extremadura, que penetra a esta parte de la sierra cordobesa salvando la frontera del río Zújar.

Predomina la explotación ganadera en régimen extensivo: ovejas, cabras, cerdos —a la montanera— y vacuno. Ovejas, cabras y cerdos van a la baja. Los ovinos porque han dejado de ser negocio. Los porcinos, en montanera, porque la peste africana esquilmó las piaras. El vacuno tiene más representación, pero no abundancia. La caza va siendo explotada de forma creciente por los particulares.

Antiguamente esta penillanura de Los Pedroches conoció el terreno indiviso, con mancomunidad de pastos, como influjo de los régimenes de explotación ganadera propios de las zonas montañosas o de las grandes zonas de pastoreo trashumante (vecina es la comarca del Valle del Alcudia —1.400 kilómetros cuadrados—invernadero tradicional de los rebaños sorianos).

Aún hoy, sí, en este valle de Los Pedroches de suelos arenosos —por descomposición de granitos y cuarcitas— o arcillosos —por alteración de las pizarras circundantes— las enfermedades más frecuentes son las de origen hídrico: el endémico quiste hidatídico, cuya causa se debe a la deficiente potabilidad de las aguas, las fiebres tifoideas, que durante lustros fueron problema fundamental y que todavía no han podido ser erradicadas. La disentería, en retroceso, pero igualmente presente. Tres dolencias con su origen en la falta de agua —y sus secuelas de carencia de la higiene más elemental— en la no potabilidad de la mayor parte de la existente.

El abastecimiento de agua a los pueblos de la comarca de Los Pedroches está en vías de solución, pero en la actualidad la situación es la descrita.

Estamos en la antigua Balátila de los árabes o «llano de las bellotas», donde unos cien mil habitantes aún resisten a la emigración, si bien esta cifra es falsa, ya que siguen figurando como censados en sus respectivos municipios miles de personas que apenas si pasan en ellos tres o cuatro meses, viéndose obligados los otros ocho o nueve a salir de sus tierras para ir a trabajar de temporada, como braceros, por distintos puntos de nuestra geografía y a la vendimia de Francia. Luego tornan al pueblo, donde los ahorros les permiten esas largas vacaciones.

Aun siendo esto así, el descenso de población en la comarca es realmente espectacular. De una densidad por kilómetro cuadrado que se fijaba en 1954 en 32,8 ha quedado reducida al 20,3 en 1970.

El valle de Los Pedroches —que va de Noroeste a Sudeste desde Castuera (Badajoz) a Santa María de la Cabeza (Jaén) y la Sierra Norte— tiene una superficie de 4.712 kilómetros cuadrados —el 34 por 100 del total de la provincia de Córdoba—, pero su población sólo representa el 14 por 100 de ésta. La densidad provincial es de 55 habitantes por kilómetro cuadrado, mientras en esta comarca tan sólo supera ligeramente los 20, o sea, el 40 por 100 de la media provincial.

Por otra parte, según un reciente estudio de los profesores Rodríguez Alcaide y Titos, la renta disponible total de la comarca es de 27.485 millones. Es decir, la renta de Los Pedroches y la Sierra representa el 8 por 100 del total provincial. La renta provincial per capita es de 36.475 pesetas, en tanto que en la comarca es de 22.010 pesetas, sólo el 60 por 100 de la provincial. (Digamos, entre paréntesis, que la situación cobra su verdadera dimensión al saber que la renta per capita de la provincia de Córdoba está muy lejos de la media nacional —sólo alcanza a representar el 73 por 100 de la misma—, y que Córdoba, por este concepto de renta por persona, ocupa el puesto 42 entre las 50 provincias españolas. Todo ello nos ayuda a centrarnos sobre la situación verdadera de esta comarca.)

Más del 40 por 100 de la población sigue ocupada en la agricultura, lo que hace presagiar que la oleada de la emigración ha de continuar forzosamente, sobre todo por cuanto las explotaciones mineras —antes brillantes— han decaído notablemente. Por otra parte, pocos quieren trabajar en las minas, pues los bajos salarios que perciben los mineros del Sur no compensan en absoluto los riesgos y dureza que entraña su tarea. Nos encontramos en Los Pedroches y en toda la Sierra con un futuro nada prometedor: por un lado esta tierra es poco apta para los cultivos, en segundo lugar los jornales suben y muchos propietarios que antes hacían cultivar tierras marginales prefieren abandonarlas. Por otra parte, el pastoreo ya no compensa ni al pastor o vaquero ni al dueño. Al pastor o vaquero por la vida sacrificada que debe llevar a cambio de un jornal mínimo. Al dueño porque le trae más cuenta cercar la finca y dejar libre al ganado —al cuidado de un sólo vaquero— o dedicarla a terreno de caza.

En cualquier caso es un hecho que las áreas de cultivo se reducen y los rebaños de vacuno o de ovino o las piaras de cerdos merman. El declive —el enorme crack de los complejos mineros de la zona (Peñarroya-Pueblonuevo, Belmez, Pozoblanco, etc.) no sólo no pueden absorber la nueva mano de obra, fruto del crecimiento vegetativo de la comarca, sino que reducen cada vez más las ya exiguas plantillas.

Ante este panorama, Los Pedroches es una de las comarcas seleccionadas por el IRYDA (Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario) para actuar sobre la misma, así como la continuación geográfica de la Sierra de Córdoba y la Sierra Norte de Sevilla, también sujetas a la actuación del IRYDA.

Mas, sin fantasías, con los pies en el suelo, las actuaciones del IRYDA no podrán tener mayores repercusiones. En cualquier caso —¡ojalá me equivoque!—, si todo le sale bien en sus programaciones podrán obtenerse algunos resultados de índole económica, pero ello sólo va a beneficiar a quienes posean «algo», pero va a representar muy poco para los jornaleros o para la masa de esas personas que poseen lo que por estas sierras de Córdoba y Sevilla se llama el «corralito» (la Sierra está dominada por el llamado latifundio serrano). Los pueblos están muy distantes uno de otro por mor de las grandes fincas. Luego, junto a los pueblos, la propiedad se encuentra muy dividida en pequeñas fincas —los corralitos—, que son pequeños huertos familiares o minúsculas fincas de labor pertenecientes por lo general a los braceros, jornaleros o aparceros que han de trabajar en las grandes fincas para subsistir.

Las actuaciones del IRYDA no les van a afectar. O, mejor dicho, puede que sí les afecten, pero en el sentido de que se vea acelerada su emigración, ya que lo que se pretende es, sobre todo, fomentar, por un lado, la ganadería en régimen de estabulación o mediante cercado y, por otro, lograr mayor aprovechamiento cinegético. Desde el punto de vista estrictamente económico, repito, es posible que las futuras actuaciones del IRYDA en las zonas serranas de Córdoba y Sevilla logren resultados bastante satisfactorios, pero pocas dudas caben —y a mí ninguna— de que ello va a precipitar la emigración, pues lo único que podría frenarla sería, por un lado, una nueva estructura de la propiedad —cuestión bastante improbable— y, por otro, la creación de industrias, pero este aspecto, apenas si enunciado, se deja a la iniciativa privada y se me antoja un poco infantil pensar en que éste elija para ubicarse lugares donde el acceso está casi «prohibido» a los automóviles, tal la estrechez y el estado de los pavimentos.

¡Cómo no!, en los Pedroches, como en todas y cada una de las comarcas y aun de los pueblos de España, se piensa en el turismo. Objetivamente, la comarca es una maravilla y los pueblos, de piedra en muchos casos, algo sorprendente en Andalucía. Es más que posible que algo de esto llegue con el futuro, aquí como en todas las zonas que se encuentren cerca de los grandes núcleos de población. Los naturales emigran, los pueblos se quedan semivacíos, los «ciudadanos», cansados del trajín y los humos de las colmenas de asfalto y cemento «suben» los fines de semana en busca del campo, del aire puro. Los Pedroches quedan algo lejos de Córdoba capital, pero puede que algún año trepen hasta allí los cordobeses. Por de pronto, ya la zona de la Sierra de Hornachuelos se está poblando de hotelitos, al igual que por la zona de la subida a Santa María de la Cabeza, en Jaén, junto a Andújar, la montaña es una inmensa parcela, mil veces dividida y moteada de pequeños chalés. Pónganse unos cuantos paradores de turismo, foméntese aún más la caza, plagúense los embalses ya existentes de «clubs náuticos» y repuéblense sus aguas de truchas, barbos y carpas de piscifactorías y… tendremos una imagen —ya en tantos y tantos sitios de España absolutamente actual— de lo que va a ser este país en un futuro nada lejano. Una decena de megalópolis rodeadas de un desierto poblacional y un mal ordenado territorio donde se siembran urbanizadoras que poco tienen que ver con la verdadera «calidad de vida».

Yo no sé si esto tendrá que ser así —aunque pienso que no—, sólo me pregunto si es que en muchos casos esto no será así en gran medida porque no se ha tomado ninguna.


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Los Pedroches, el agua y la miseria hace 50 años (parte 1)

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Calle Herradores, Villanueva de Córdoba

En 1973, Luis Carandell y Eduardo Barrenechea, viajaron por algunos lugares de Andalucía, Los Pedroches entre ellos. En varios artículos publicaremos lo que escribieron sobre nuestra comarca, que se puede resumir con las palabras “problemas con el agua” y “pobreza”.

Luis Carandell nos cuenta lo siguiente:


Por la Venta de Azuel entramos en la provincia de Córdoba y, dejando atrás el paisaje de piedra ocre de Sierra Madrona, recuperamos los tonos sombríos del monte bajo de Sierra Morena, poblado de jara y lentisco, de romero y espliego, de tomillo y mejorana. Comimos en el pueblo de Cardeña, en una pensión antigua regentada por dos señoras no menos antiguas que se desvivieron para atendernos a pesar de que, según nos dijeron, el día anterior, que había sido domingo, una invasión de cazadores y monteros había terminado con todas las provisiones del pueblo.

Luego, la carretera hacia Villanueva de Córdoba pasa a través de inmensos encinares bajo los que pastan rebaños de ganado lanar y vacuno y, sobre todo, piaras de cerdo ibérico negro en montanera. Estábamos ya en el valle de Los Pedroches, en el que recorrimos varios pueblos: Conquista, Dos Torres, Guijo, Alcaracejos, Hinojosa del Duque, Pedroche, que fue capital de las Siete Villas, y Pozoblanco, hoy partido judicial y cabecera de comarca. Todos ellos tienen un carácter parecido. Sus casas son de muy bella construcción, encaladas y con las puertas y ventanas enmarcadas en piedra gris.

Son pueblos pobres, con escasos cultivos, tierra de emigración. El pueblo de Pedroche, por ejemplo, ha pasado en pocos años de cinco mil habitantes a unos dos mil, y la emigración continúa en nuestros días, a veces con carácter temporal. Los hombres van a la recogida del tomate a la huerta murciana o a Francia a la vendimia y vuelven después al pueblo. En el bar del casino copié un cartel escrito a mano que estaba clavado con chinchetas en un
barril: «Se necesitan peones en la zona de Cataluña. Jornada de diez horas a 45 pesetas la hora. Dormitorios gratis a cargo de la empresa. Se pagará el viaje de ida y, en caso de permanencia superior a seis meses el de vuelta. Información, kiosko Torres».

La dureza de la vida de Los Pedroches —su mismo nombre parece proceder de «tierra pedrosa»— se debe, sobre todo, a la dramática escasez de agua. Hay grandes sequías en el verano y la transición desde el mínimo de precipitaciones en la estación cálida al máximo del otoño se hace de un modo brusco, pasándose de una sequía extrema a una gran abundancia de lluvias. Solamente uno de los pueblos del valle, Villanueva de Córdoba, tiene agua corriente y los demás han de obtenerla de pozos que muy probablemente quedarán secos en el verano.

Por todas partes se observan signos de este tremendo problema que no termina de resolverse. Desde hace años viene prometéndose traer a estos pueblos el agua del pantano de Belmez, pero la promesa no se cumple y las tierras y los hombres de Los Pedroches padecen sed. En Hinojosa del Duque estuvimos hablando con un aguador que estaba con su carro-cuba tirado por un muía llenando el depósito de una casa. Nos dijo que había ocho aguadores haciendo el servicio del pueblo y que sacaban unos diez duros por cuba, aunque a los que compraban
una cuba entera les costaba algo menos.

En el pueblo de El Viso pudimos ver, en una fuente, una inscripción que decía: «Horario de agua, de 7 a 8,30. Mañanas, sólo seis cántaros, Bajo multa.»

(…) En nuestro recorrido aquel día pasamos por una ermita en la que estuvimos hablando con la santera. Era la ermita de la Virgen de Luna, situada en el término de Pozoblanco, aunque una pequeña parte de la finca en que está la ermita pertenece al término de Villanueva de Córdoba. La santera, una mujer enjuta y enlutada de mediana edad que se llamaba Rafaela Amor, nos mostró el recinto de la ermita y las dependencias anejas, y nos contó muchas cosas interesantes. La Virgen de Luna, como sucede con muchas otras advocaciones de las ermitas andaluzas, pasa solamente cuatro meses en su pequeño santuario, siendo trasladada, en determinadas fechas, a Pozoblanco y a Villanueva de Córdoba para pasar otros cuatro meses en cada uno de estos pueblos. Hace años había otro pueblo, Pedroche, que, como dijo Rafaela Amor, «tenía derecho a tener la imagen», porque fue un vaquero de Pedroche quien, en tiempos remotos, hizo el hallazgo de la imagen y recibió el celestial mensaje. La santera aclaró que los de Pedroche «perdieron la imagen» porque el día que les tocaba ir a recoger a la Virgen para llevarla a su pueblo, hace de esto ya mucho tiempo, venían muy crecidos los torrentes y no pudieron llegar a la ermita. La norma es, como se ve, rigurosa en extremo con los que se retrasan en el cumplimiento del rito, pues basta con que los romeros del pueblo lleguen unas horas más tarde para que el pueblo pierda el derecho a llevarse la Virgen. De este modo, hoy no existen en el recinto de la ermita de la Virgen de Luna más que dos pabellones para el descanso de los cofrades, el de Pozoblanco y el de Villanueva. Hay entre ambas cofradías una diferencia. Los de Pozoblanco tienen el derecho de acudir a la ermita armados con escopetas que utilizan para disparar salvas durante la romería. Los de Villanueva perdieron ese derecho porque, al parecer, se produjo entre dos romeros de este pueblo un incidente que terminó a tiros.

Los de Pozoblanco, en el pabellón donde celebran sus reuniones y banquetes en los días de romería, tienen armeros o muebles especiales para tener las armas de fuego. Los de Villanueva, privados como están del derecho a usar armas de fuego, han decorado su pabellón con pomposas panoplias, lanzas y armaduras antiguas.

Tierra abandonada, olvidada, la de Los Pedroches. Pobres cultivos, problemas ganaderos, falta de agua, creciente despoblación en esta región que constituye aproximadamente una cuarta parte de la provincia de Córdoba. Estando en un café de Hinojosa del Duque, conversamos con unos parroquianos sobre la situación de la comarca. Decían que la gente se marchaba y se mostraban desesperanzados respecto al porvenir del valle. Nos preguntaron si éramos de Madrid, y al decirle nosotros que, aunque no lo éramos, en Madrid vivíamos, uno de los hombres dijo una frase sentenciosa que podía aplicarse a los habitantes de Los Pedroches igual que a los de tantas y tantas otras zonas de la España olvidada:

«Le advierto a usted que, como la soga no se quiebre, en Madrid acabaremos todos.»


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